Erwan Beros asumió la responsabilidad del departamento de posventa de Mercury Marine Francia en agosto de 2018. Con experiencia en la industria del automóvil, comparte con los lectores de BoatIndustry su percepción del entorno de los yates y las embarcaciones, con una mirada fresca.
¿Puede hablarnos de su carrera antes de unirse al departamento de servicio posventa de Mercury Marine Francia?
Tras cursar un postgrado en ingeniería del automóvil, trabajé durante 15 años en PSA, siempre en el ámbito del servicio posventa. Al principio, trabajé en la preparación del servicio posventa durante la fase de diseño del vehículo, para garantizar que las piezas de recambio y los métodos de reparación estuvieran disponibles cuando el modelo saliera al mercado. Luego pasé a un puesto en el resumen de incidentes y averías. Se trata de gestionar los comentarios de los miles de puntos de venta de la red para entender lo que han hecho y lo que tienen que hacer respecto a las averías. Por último, he gestionado una plataforma de asistencia técnica para la red en Asia-Pacífico, que ayuda a los concesionarios a responder a los problemas que se presentan.
¿Qué le llevó a dedicarse a la navegación?
Tenía la sensación, quizá un poco presuntuosa, de haber hecho la ronda del automóvil, y el deseo de descubrir un mundo nuevo. Sin hablar de una pasión, los motores marinos son productos que siempre me han atraído. Son tecnologías atractivas y con ruidos agradables. Desde un punto de vista personal, también quería salir de la región de París.
¿Cuáles son las diferencias más importantes al entrar en el sector de la náutica?
La primera es la diferencia en el tamaño de la estructura, ya sea en el front office o en el back office. En mi trabajo, en PSA, había 100 personas. El tamaño de los concesionarios también es muy diferente.
El coche es un producto terminado. Los coches que salen son idénticos. En la navegación, hay muchos prototipos. Todos los barcos son diferentes. Es más artesanal.
En cuanto a la red, hay una gran diferencia en términos de autonomía y madurez. En los coches, existen métodos de intervención estandarizados y probados. En la náutica, hay una mayor necesidad de asistencia y apoyo a los concesionarios, lo que se explica en parte por la rotación de personal, la juventud y la formación.
Lo que también llama la atención es la pasión por la marca y el producto. A menudo se trata de empresas familiares que tienen una historia con Mercury Marine. Hay un orgullo en la marca. Nos preocupa menos la simple rentabilidad como en los concesionarios de automóviles.
¿Qué crees que puedes aportar con tu experiencia? ¿Cree que los concesionarios de yates deberían acercarse al modelo de los coches?
El primer elemento es ofrecer una formación adaptada a las necesidades para responder a las solicitudes que recibimos a diario, por ejemplo, de piezas de recambio. Hay grandes diferencias con más referencias y varios modelos para la misma potencia. La idea es simplificar las cosas para dar más autonomía al concesionario. ¡Mi papel es prescindir de él!
También tenemos que ayudar al concesionario a estructurar su negocio y su taller. Esto puede hacerse mediante el uniforme de Mercury Marine o la organización de información técnica. La idea es crear negocio para ellos. También tenemos que ir a verlos al campo.
Por lo demás, no todo lo que se hace en la industria del automóvil debe hacerse en la náutica. No estoy convencido de que necesitemos grandes catedrales como Audi o Mercedes. Tenemos que mantener una industria hecha de pasión y entusiasmo.
