Editorial / Libertad de prensa y control de la información: una cresta frágil en el sector náutico

Cuando la voluntad de transparencia manifestada en las redes sociales choca con la lógica del control interno, la libertad de prensa en el sector náutico se pone a veces a prueba.

Hace unos días, un empleado de un conocido astillero publicó en una red social profesional información sobre un cambio de trabajo. Nada confidencial, nada crítico. Sólo el reflejo de una evolución personal en un proyecto de gran envergadura. Pero cuando contactamos con ella para incluirla en nuestra columna semanal sobre las últimas novedades del sector náutico, declinó ser citada. Era cosa suya. Peor aún, exigió que cualquier mención a la empresa fuera revisada y aprobada por el departamento de comunicación.

¡Una primicia desde la creación de la revista boatindustry!

En un mundo profesional hiperconectado, donde las empresas pretenden controlar cada palabra, cada imagen y cada cita, los periodistas especializados se encuentran navegando entre el deseo de informar y la necesidad de validar. No se trata de señalar con el dedo a ningún sitio o servicio. Es simple: la prensa especializada existe para informar, documentar y destacar. A veces para promocionar, pero nunca para perjudicar.

También debemos recordar que la prensa en su conjunto atraviesa un periodo complejo. Los modelos de negocio son frágiles, y la publicidad sigue siendo uno de los pilares de la financiación, junto con las suscripciones a revistas de pago, lo que no es nuestro caso. Con nosotros, ¡leer es gratis! Exigir una visibilidad total sin aceptar las reglas del juego editorial es socavar un equilibrio ya inestable. De hecho, los medios de comunicación profesionales constituyen un foro de expresión pluralista útil para todo el sector.

En la náutica, como en otros ámbitos, respetamos el anonimato cuando es necesario. Pero no podemos aceptar que las palabras públicas se conviertan en propiedad privada una vez que entran en nuestras columnas. Exigir una corrección sistemática es negar la autonomía del periodista. Significa olvidar el contrato de lectura que hemos firmado con nuestros lectores: proporcionarles una información libre, rigurosa y que no dependa de intereses creados.

Recordar estos principios no es una postura. Es una necesidad si queremos seguir haciendo nuestro trabajo: contar la historia, explicar y cuestionar la industria náutica, sin censura ni autocensura.