Editorial / Asociaciones para eventos: ¿qué ganan los constructores de barcos?

La Transat Jacques Vabre destacó una vez más a sus socios técnicos para la gestión de los recursos náuticos. Pero mientras se firman acuerdos para los Juegos Olímpicos y la Vendée Globe, a veces se plantea la cuestión del valor de esos contratos para las marcas de barcos y motores.

Contratos relativos a numerosos buques

Las cifras son tentadoras para los constructores de barcos y otros fabricantes de equipos. 91 barcos para los Juegos Olímpicos, 42 semirrígidas para la Vendée Globe... Otras tantas lanchas rápidas para los fabricantes de motores. En teoría, esto les confiere una gran notoriedad y una innegable herramienta de comunicación. Cada una de ellas puede presumir de haber sido elegida por su robustez y fiabilidad, y las hileras de embarcaciones y pancartas en los pantalanes son impresionantes.

Interés en la reventa de embarcaciones semirrígidas

Pero, dado el coste de estas operaciones, ¿qué interés económico tienen? Las comunicaciones cada vez más controladas de los grandes acontecimientos, sobre todo los de escala internacional, con largas listas de socios, limitan la visibilidad a unos pocos logotipos discretos. Si el tiempo no acompaña, las semirrígidas corren el riesgo de quedar rezagadas, como ocurrió en la salida de la Transat Jacques Vabre, durante la cual, aparte de algunas lanchas Targa más adaptadas al mal tiempo, los socios técnicos no aparecían por ninguna parte en las pantallas de televisión.

Pero, ¿es éste el efecto deseado? La venta de ediciones limitadas aporta un interés comercial suplementario. Operación de comunicación ante todo, las asociaciones de regatas oceánicas no deben dejar de ser rentables, como demuestra el apetito de astilleros como Highfield Boats y el regreso de Zodiac.

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