Una obra histórica en gran dificultad
Meta, conocida en el mundo náutico por sus construcciones de aluminio y su artesanía, se declaró en suspensión de pagos en abril de 2025. La situación financiera no mejoró, a pesar de la presentación de una oferta de adquisición ante el Tribunal de Comercio de Villefranche-sur-Saône. El 8 de julio, la empresa fue declarada en quiebra, sellando el destino de un astillero que había dejado su impronta en varias generaciones de navegantes.

El final de una aventura industrial
Dirigida desde 2020 por Philippe Brabetz, Meta contaba aún con nueve empleados, todos ellos despedidos el 12 de agosto. La empresa, con sede en Tarare, en la región del Ródano, se había hecho un nombre gracias a sus robustos cascos y modelos diseñados para la navegación oceánica, entre ellos el famoso Joshua y yates aptos para la navegación en aguas azules.

Los activos se subastarán en breve
El siguiente paso será subastar la empresa, los contratos de arrendamiento y los equipos. Esta operación, prevista para otoño de 2025, ya está atrayendo el interés de varios compradores potenciales. Por el momento, no se ha hecho oficial ninguna oferta en firme, pero la marca Meta podría encontrar una segunda vida bajo una nueva enseña.
Un codiciado patrimonio náutico
La desaparición del astillero Meta ilustra las dificultades a las que se enfrentan muchos constructores medianos para hacer frente al aumento de los costes de producción, la competencia internacional y la concentración del sector. Pero el saber hacer acumulado durante más de sesenta años y la reputación de la marca siguen siendo activos susceptibles de atraer a inversores deseosos de relanzar la producción o capitalizar la imagen de robustez de los yates Meta.
